El Cilindro de Ciro es una pieza cilíndrica de arcilla que contiene una declaración en cuneiforme acadio babilonio del rey persa Ciro el Grande (559-529 a. C.). Fue descubierto en 1879 por el arqueólogo Hormuz Rassam durante la excavación del templo de Marduk en Babilonia. En ella, Ciro legitima su conquista y toma medidas políticas para ganarse el favor de sus nuevos súbditos. Consiste en dos fragmentos, llamados "A" y "B".
A los conocedores de la Biblia, el contenido del Cilindro de Ciro no les es desconocido.
Las líneas 1-19 del cilindro se describen los actos "criminales" de Nabónido, el último rey de Babilonia, así como la búsqueda de un nuevo rey por parte del dios Marduk, y la consiguiente elección de Ciro, lo mismo que podemos leer en Isa 44:26–45:7.
En las líneas 20-22: esta la genealogía de Ciro hasta su bisabuelo Teispes y títulos de Ciro. Según estas líneas, después de conquistar el Imperio babilonio, Ciro dijo:
“Soy Ciro, rey del mundo, gran soberano, monarca legítimo, rey de Babilonia, rey de Sumer y Akkad, rey de los cuatro bordes (de la tierra), hijo de Cambises , gran soberano, rey de Anšan, nieto de Ciro I, descendiente de Teispes, de una familia que siempre poseyó realeza”. (fuente de esta información: La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, págs. 244, 245.)
En este registro Ciro aparece como descendiente real de los reyes de Anshan, ciudad o región de ubicación incierta. Algunos la sitúan en las montañas que se encuentran al norte de Elam, pero por lo general se cree que estaba situada al Este.
En las líneas 22-34: El propio Ciro cuenta como garantizó la paz, restableció los cultos y permitió regresar a sus tierras a los pueblos deportados en Babilonia tal y como se relata en Isa 44:26–45:7. 2Re 25:22-26; 2Cr 36:20, 21. Esd 3:1, 6.
En las 34-35: se cuenta una oración de Ciro al dios Marduk, pidiendo por él mismo y por su hijo Cambises. A pesar de esta interpretación pagana de los acontecimientos, la Biblia muestra que cuando Ciro proclamó el decreto que autorizaba a los judíos exiliados a volver a Jerusalén y reconstruir el templo, reconoció:
“Todos los reinos de la tierra me los ha dado Jehová el Dios de los cielos, y él mismo me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá”. (Esd 1:1, 2.) ¿Una contradicción? En cierta manera, aunque el texto de Esdras no significa que Ciro llegó a ser un converso judío, sino simplemente que conocía los hechos bíblicos con respecto a su victoria. En vista de la elevada posición administrativa en la que se colocó a Daniel, tanto antes como después de la caída de Babilonia, sería muy raro que Ciro no estuviera informado de las profecías que habían registrado y pronunciado los profetas de Jehová, entre las que se contaba la de Isaías que mencionaba su nombre. lo que respecta al Cilindro de Ciro, se reconoce que otras personas además del rey pudieron haber participado en la preparación de este documento cuneiforme. El Dr. Emil G. Kraeling (Rand McNally Bible Atlas, 1966, pág. 328) llama al Cilindro de Ciro
“un documento propagandístico elaborado por los sacerdotes babilonios”. En efecto, puede que se haya redactado bajo la influencia del clero babilonio segun Ancient Near Eastern Texts página 315, que así trataría de explicar el fracaso total de Marduk (también conocido como Bel) y los demás dioses babilonios en salvar la ciudad, llegando incluso al extremo de atribuir a Marduk las cosas que había hecho Jehová, aunque nunca hay que olvidar que Ciro cumplió profecías pero no fue adorador de Jehová.
Líneas 36-45: Ciro describe la reconstrucción de las murallas de Babilonia y el hallazgo de una inscripción de Assurbanipal.
Además durante todo el escrito Ciro relata su política de paz y tolerancia a otros pueblos, diferentes al persa (actual Irán). Decretó la abolición de la esclavitud y declaró la que se considera la primera Carta de Derechos Humanos, que garantiza la libertad de religión y la igualdad de hombres y las mujeres a todos los rincones y las naciones de la diversa población del Imperio Persa. Este fue un momento influyente en la historia de la humanidad, y en especial para los judíos, liberados por Ciro, y quien dio la orden de reconstruir el Templo de Jerusalén.
La importancia de Ciro en la Biblia es obvia, de hecho, la propia biblia lo define como el único gentil (no-Judío) aclamado como un Mesías en el llamado Antiguo Testamento, según se lee en Isaías 44:25-45:6
26 Yo soy el que despierta la palabra de su siervo
y lleva a cabo el plan de sus mensajeros;
el que dice a Jerusalén: "Serás habitada",
y a las ciudades de Judá:"Serán reconstruidas
y reedificaré sus ruinas".
27 Yo soy el que dice a las profundidades:"¡Secaos!
¡Yo haré secar tus ríos!"
28 Yo soy el que dice de Ciro: "Es mi pastor
y cumplirá todo lo que yo quiero,
al decir a Jerusalén: «Serás edificada»,
y al templo:«Serán puestos tus cimientos» "».
Isaías 45
1 «Así dice Jehová a su ungido,
a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha
para sujetar naciones delante de él
y desatar lomos de reyes;
para abrir puertas delante de él,
puertas que no se cerrarán:
2 Yo iré delante de ti
y enderezaré los lugares torcidos;
quebrantaré puertas de bronce
y haré pedazos cerrojos de hierro.
3 Te daré los tesoros escondidos
y los secretos muy guardados,
para que sepas que yo soy Jehová,
el Dios de Israel,
que te pongo nombre.
4 Por amor de mi siervo Jacob,
de Israel, mi escogido,
te llamé por tu nombre;
te puse un nombre insigne,
aunque no me has conocido.
5 Yo soy Jehová y no hay ningún otro.
No hay Dios fuera de mí.
Yo te ceñiré,
aunque tú no me has conocido,
6 para que se sepa
desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
que no hay más que yo.
Yo soy Jehová, y no hay ningún otro."
Ciro fue predeterminado por Dios para ser la persona que liberaría a Israel de su cautiverio de 70 años en Babilonia, y mandaría a reedificar a Jerusalén. El libro bíblico de Esdras inicia así con palabras del propio Ciro:
- "En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra de Jehová anunciada por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro, rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito en todo su reino, este decreto:
«Así ha dicho Ciro, rey de Persia: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá.
Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea Dios con él, suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Jehová, Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.
Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde habite, que las gentes de su lugar lo ayuden con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén»".
La historia confirma que Ciro siguió la estrategia que proféticamente estableció Dios para conquistar a la antigua ciudad de Babilonia. Y luego, como acabamos de leer el espíritu de Ciro fue "despertado por Jehová", para que Ciro liberara a los israelitas y dio la orden de construir la Casa de Dios en Jerusalén.